
Lo que llamamos “traba belga” es un sistema de unión de las patas de una silla o sillón o sofá mediante una doble pieza de madera, llamada croisillons, con los extremos curvados para anclarlos diagonalmente en las patas. Fué una invención del belga Léon Cambier, uno de los hijos de Emmanuel Cambier (1805-1856), fundador de la empresa en 1842. En los años ochenta del Siglo XIX llevaban la fábrica de Ath (Bélgica) Léon (1842-1919) y Henri (1847-1922) Cambier (Cambier Frères). Léon introdujo la invención en Alemania mediante una patente, en 1892. Por cierto que los Hermanos Cambier ya participaron en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 con una medalla sin que se tenga constancia del tipo de mueble expuesto ni de si se exhibió ya este modo de traba. Está claro que el objetivo, más que por razones estéticas, era dar solidez y estabilidad a las sillas y sillones de madera curvada que fabricaban.



Como es lógico, se encuentran imágenes de establecimientos en Bélgica con sillas que llevan la traba Cambier Frères.



Pero también es habitual encontrar la traba en establecimientos franceses, ya fuera por la actividad de exportación desde Bélgica, ya porque Emile Cambier (1870-1935), hijo de Léon y sucesor de los Hermanos Cambier despues de la Primera Guerra Mundial, se estableció en la localidad de Berlaimont y tuvo producción -bajo el nombre de fabricación francesa- al menos hasta 1935.





Al introducir Cambier su patente belga en Alemania -también en Francia, Austria-Hungría e Inglaterra- los fabricantes de estos paises tenían que adquirir la patente cosa que sucedió en el caso de la empresa A. Türpe, Jr. de Dresde (Dresdner Fabrik für Möbel aus massiv gebogenem Holz). Türpe tenía representantes en varias ciudades europeas, entre ellas Hamburgo, de ahí que probablemente sean de este fabricante las sillas, por poner un ejemplo, del Café Hammonia, de esta ciudad.



En España, donde la patente Cambier no estaba protegida, fue introducida por el fabricante de Valencia Luis Suay a principios del Siglo XX. En la Oficina de Patentes, en aquellos años, se animaba a las empresas locales a patentar procedimientos extranjeros como una manera de progresar la industria y las lagunas de la legislación y de la práctica administrativa, al no controlar la puesta en práctica de las patentes en el extranjero, lo permitían. Obtuvo la patente de la traba para España por veinte años, acreditando la práctica en septiembre de 1904. La patente Cambier es visible, en consecuencia, en parte de la producción valenciana de mueble curvado. Entre la producción belga o alemana y la valenciana no se aprecian diferencias.


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