El mobiliario para salas de música era una de las áreas suculentas del mercado del mueble curvado. Entre este mobiliario se encontraba el musiquero, que a veces se confunde con un revistero pero estaba destinado a poner partituras. Hoy nos vamos a centrar en las sillas de piano -taburetes de altura regulable aparte- cuyo color negro frecuente dicen que es debido a que la mayoría de pianos lo eran. Un requisito imprescindible para que una silla de piano pueda calificarse como tal es la superior altura del asiento respecto a las sillas digamos «normales»: estas hacen 47 cm. de altura del asiento al suelo y las de piano 55 cm.
En Barcelona, el primer testimonio de que se vendían sillas de piano curvadas lo tenemos en el catálogo de los Grandes Almacenes «El Siglo» de 1888 donde aparece por primera vez el modelo de Jacob & Josef Kohn llamado nº 57 B, una variante de la silla nº 57 de su catálogo, con un respaldo en chapa grabada decorada con una lira y marcada «atelier Jacob & Josef Kohn» en la parte trasera del respaldo. En catálogos de Kohn la vemos por primera vez en el francés de 1900. En Barcelona fue muy popular -un clásico de los catálogos y carteles de «El Siglo»- y se podía ver, por ejemplo en el salón de música del Hotel Colón y el del Palau del Baró de Quadras, del arquitecto Josep Puig i Cadafalch. El dibujante y pintor Joaquim Renart i García (Barcelona, 1879-1961) retrató esta silla en un dibujo de 1912 que se conserva en la Biblioteca de Catalunya.





El segundo modelo más popular en España de silla de piano y que se vendía en los Almacenes «El Siglo» corresponde a Hijos de D. G. Fischel y a fabricantes de Valencia que la reproducían. De hecho estamos tentados de afirmar que la silla es totalmente valenciana porque no se encuentra -como silla para piano- en ninguno de los catálogos de Fischel conocidos pero el diseño es sin ninguna duda una plasmación en modelo para piano de una silla que lleva el nº 77 y que se conoce por llevar una pieza con forma de candelabro en el respaldo. Así que proponemos calificarla como «estilo Fischel». Reproducimos una imagen de la silla para piano de Salvador Albacar, de Valencia, junto a una nº 77 de Fischel de tamaño norma para poder comparar. De hecho llevan el mismo número de catálogo y el mismo tipo de grabados como puede verse. Se conserva una hermosa imagen de la clase de piano -sistema Montessori- de la escuela «El Bosc» de Barcelona con tal silla.





Hermanos Thonet se incorporó tardíamente a las sillas de piano -Klaviersessel- pero lo hizo con mucho éxito ofreciendo en formato altura «piano» modelos preexistentes. En el catálogo de 1895 ofrecía tres sillas y un taburete llamado «de órgano» con asiento inclinado. Las sillas podían incorporar opcionalmente grabados de músicos como Mozart o Wagner. En el catálogo de 1899 se amplió el repertorio mobiliario. En Barcelona encontramos diferentes sillas de piano de Hermanos Thonet en varias casas-museo de personalidades como la de Joan Maragall, la de Jacint Verdaguer y la de Gaudí. Allí donde había un piano era necesaria la correspondiente silla.







En Valencia hacían sillas para piano al menos Luís Suay y Ventura Feliu. La de Luís Suay, de estilo «Fischel», se distinguía por la traba entre las patas que había patentado -antiestética pero resultona- y que aquí hemos tratado bajo el nombre de «traba belga». Ventura Feliu también tenía varias sillas para piano en su catálogo de 1924. Hemos podido reunir fotografías de tres piezas de Ventura Feliu gracias a la cortesía de Lorène Vanini y Brígida Piquero. Todo un mundo este de las sillas curvadas musicales.



