El fabricante de Bohemia, Hijos de D.G. Fischel, (Niemes, actualmente Mimoň, República Checa), tenía una especial predilección no sólo por los torneados, sino por la curvatura fina de piezas delgadas que decoraban sus sillas y sus mecedoras.
La curvatura fina en la mecedora número 12:
La mecedora número 12, una de las más sofisticadas que tenía en producción en la última década del siglo XIX y de generoso tamaño, es un buen ejemplo de la curvatura fina. No sólo por el bucle que termina la parte superior del apoya-brazos, característica original de la mecedora número 1 de Hermanos Thonet, sino por la compleja decoración de los laterales del balancín hecho con barras bastante finas. También tenía una pequeña pieza plana alargada -llamada en los catálogos «tableta de comodidad» en el apoya-brazos y el asiento, bastante amplio, tiene una ondulación que lo hace ergonómico.

La fábrica de Fischel era especialista en fabricar mecedoras de buena calidad y decorativas que hicieron gran competencia a los otros productores, Thonet y Kohn. La mecedora número 12 sólo aparece en el catálogo de 1889 y cabe deducir que, por su complejidad y sofisticación, dejó de producirse ya hacia el 1900. Se encuentra un ejemplar en el Museo Nacional de Artes Decorativas, museo estatal con sede en Madrid. La pieza del MNAD tiene de origen en los extremos de las barras estabilizadoras unas peculiares piezas protectoras de hierro -no vistas en ninguna otra mecedora- que hacen de refuerzo para evitar que los balancines se quiebren ya que lleva las barras incrustadas en ellos. La mecedora número 12 hace una buena pareja en su aspecto formal con la silla número 32.

Continuidad lineal simulada en la silla número 32:
La silla número 32 es muy peculiar porque tiene lo que podríamos llamar una «continuidad lineal aparente o simulada» en la pieza que hace las funciones de patas traseras y parte exterior del respaldo, que parece una barra continua. Sin embargo, si nos fijamos bien en la construcción de este modelo, vemos que las patas traseras están formadas por dos barras y que toda la parte superior de la silla es un añadido, una pieza separada. Es probable que este diseño se originara en lo que podríamos llamar una idea de «diseño sostenible» en el sentido de aprovechar las barras de los respaldos que se quebraban durante el proceso de producción. Nadie puede pensar que en una actividad manual como era el curvado en las fábricas, no había errores, debidos a causas diversas, que acababan en residuos de madera ya trabajada que había que aprovechar imaginando diseños nuevos. Esta era una forma inteligente y estéticamente aceptable de hacerlo.
