El Restaurante Miramar de Valencia estaba en la actual playa del Cabanyal -entonces se la llamaba playa de Levante- y se conservan imágenes -sobre todo postales- del establecimiento, un lugar concurrido en un lugar de ocio como era la playa, a principios del Siglo XX. En la mayoría de las postales se indica que el propietario era «Juan Clemente». En su interior había unas sillas que llaman la atención por sus características, cuando se observa la postal existente del interior con una ampliación. El objetivo de esta entrada del blog es trazar la historia del diseño de estas sillas.
En este sentido, nos hemos de remontar a la llamada Silla de Boppard de Michael Thonet hecha con madera laminada en torno a 1836. Si la observamos con atención vemos que las patas, por decirlo de algún modo, no tienen autonomía. La pata delantera, en particular, se curva al llegar a la altura del asiento para formar el soporte lateral del mismo y luego continúa para formar las correspondientes barras del respaldo. Hay una gran continuidad lineal en el diseño de esta silla en estilo Biedermeier. Reproducimos un dibujo de la silla de Boppard del Libro de Hermann Heller sobre Michael Thonet y una sección de la solicitud de patente en Francia de 1841 para ver mejor las líneas de la silla.

Claro que ya había una silla de Samuel Gragg (1772-1885) -una versión de su «elastic chair»- que tenía este diseño particular. De todos modos, este sistema -que llamaremos «línea de Boppard»- no se reproduce en el mobiliario de Hermanos Thonet de madera curvada maciza, a nuestro conocimiento, hasta 1885, cuando aparece una silla en el catálogo, con el número 46 que presenta una continuidad lineal entre patas delanteras, asiento y al menos una parte inicial de las barras del respaldo. Es una silla que pasa un tanto desapercibida en el catálogo y es difícil de localizar. Desaparece el modelo nº 46 ya en el catálogo de 1901 y posteriores y por tanto estuvo disponible quince años. Un modelo muy parecido, que se conserva en el Musée d’Orsay, en París, es de Hijos de D.G. Fischel, que también la hacía (nº 50 de su catálogo), alargando la barra por toda la longitud del respaldo siendo, en este punto, más completa o más «Boppardiana» incluso que la de Hermanos Thonet.

El modelo nº 46 de Hermanos Thonet, una forma de «silla Boppard» pero de madera curvada maciza, seguía claramente la idea de unificar en una sola pieza las patas delanteras y las partes laterales del asiento, aunque luego las barras que forman el respaldo en su totalidad surgían de las patas traseras, a diferencia del modelo de Fischel. Pues bien, en 1902 la casa Jacob & Josef Kohn sacó al mercado un modelo de estilo Secession que se pudo ver en el Café Belvarosi de Budapest, como diseño depositado, que seguía esta misma «línea de Boppard». Probablemente Hermanos Thonet no había registrado su modelo o había pasado mucho tiempo desde que lo sacó al mercado (al menos 15 años) y en 1901 lo abandonó, y el de Kohn tenía algunas características que lo hacían peculiar, como el acabado de los arcos laterales o el diseño de chapa calada del respaldo. Pero el sistema constructivo era el mismo.

A principios de Siglo XX, en España, como es sabido, la oficina de patentes animaba a registrar y patentar productos extranjeros como mecanismo de desarrollo económico nacional y, por otro lado, no disponía de medios para saber si determinadas invenciones se habían efectuado aquí o en otros países, ni -para el caso de las patentes de introducción- si se habían puesto en práctica o no en el extranjero. Esta laxitud en el control de las patentes conducía a los empresarios a patentar supuestas invenciones para distinguir sus productos en el mercado local y eso sucedía en gran medida en el ámbito del mueble curvado porque había en Valencia bastante competencia entre los diversos fabricantes. De modo que todos ellos, de un modo u otro, procedían a patentar sistemas o invenciones -reales o imitadas- que procedían de otros países. Es el caso de la patente de invención de Salvador Albacar nº 39.729 con el título de «mejoras en la fabricación de los muebles llamados de Viena» solicitada el 22 de diciembre de 1906 y concedida sólo veinte días después (en el período que va de Navidad a Reyes) el 11 de enero de 1907. La patente, que fue otorgada inicialmente por veinte años, se extinguió el 1 de enero de 1920 según los datos del Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes. En la documentación de la solicitud se puede observar como la silla de Albacar está inspirada en el modelo registrado por la casa Kohn en 1902.

El modelo de Salvador Albacar presenta algunas diferencias respecto al de Kohn: la parte de la barra que forma las patas delanteras y los laterales del asiento al llegar al respaldo se sitúa en el lateral y no en la parte frontal como en el de Kohn. El asiento en el modelo valenciano va colocado encima de las barras laterales y no inserto entre estas como en el modelo vienés. El sistema de refuerzo entre las patas es diferente en los dos modelos pero el diseño de la chapa del respaldo y la pala son muy parecidos. Quizá sólo con estos detalles diferentes no se justifica la concesión de una patente de invención, fundamentada en el texto precisamente en la peculiaridad de la construcción de las patas delanteras y el asiento, uniendo la barra al respaldo y en que este sistema daba mayor solidez a la silla. El modelo patentado de Salvador Albacar, con algunas leves modificaciones respecto al dibujo de la solicitud de patente, apareció en su catálogo de 1911 indicándose que era una silla patentada. No sabemos de donde sale el nº dado a la silla, el 267.

Al final de esta historia llegamos al Restaurante Miramar de Valencia. Allí podemos ver las sillas de Salvador Albacar que siguen la «línea de Boppard». En el Espai corbat de la Fundació Caixa Vinaròs se conserva un ejemplar de este modelo del fabricante valenciano.



