
No hay épica literaria más abundante que la de los cafés de Buenos Aires a finales del XIX y principios del XX pero el Tortoni y Los inmortales, ambos de orígen francés en cuanto a sus propietarios, se llevan la palma. Mientras que Los inmortales desapareció, el Tortoni continua siendo un café de referencia en Buenos Aires y se pueden seguir en internet fácilmente, sus avatares. Periodistas, literatos, poetas, artistas, intelectuales, anarquistas, músicos, políticos…toda la élite de la vida social y cultural porteña, incluida la del Tango, se reunía en tales cafés. Aquí, como es nuestra misión, vamos a hablar de…las sillas¡ Ambos compartían el mismo tipo de sillas, -mueble de Viena de importación-, el nº 14, nº mágico de Hermanos Thonet y el nº 46 de Jacob & Josef Kohn.



Así como del nº 14 de Thonet no hace falta casi decir nada, del nº 46 de Kohn sí. Este modelo era uno de los primeros que fue objeto de una patente de la firma de mueble de Viena, obtenida en 1877. Se trataba de un sistema de construcción según el cual la barra que continuaba de las patas traseras se enlazaba con el lado opuesto del asiento para formar la llamada «cuadruple unión del respaldo y el asiento» de manera que se hacían innecesarias las piezas que formaban los refuerzos laterales. La casa Kohn editó una serie de sillas y canapés siguiendo este principio que son admirados por su elegancia y su gracia. La peculiaridad de la silla nº 46 era su tamaño, una silla realmente pequeña de 84 cm. de altura pensada para llenar los establecimientos públicos como los cafés, de clientes dispuestos a cambiar el mundo a través del arte, las letras y la política. Desde luego, dos cafés inmortales de Buenos aires.


